Además, en el Talmud[1]— algunos eruditos no-musulmanes, como Rodinson, afirmaron que el material coránico proviene del Talmud— se afirma que existía una disputa entre Dios y los eruditos judíos. Después de un largo debate sin ninguna resolución, decidieron referir el asunto a uno de los rabinos. Después de la decisión del rabino, Dios tuvo que admitir que estaba equivocado[2]. De este modo, Dios, según ellos, no es perfecto con respecto a Su conocimiento.
La concepción cristiana de Dios teniendo un hijo es, por supuesto, completamente blasfemo desde el punto de vista islámico. A menudo me pregunto ¿cómo podría haber existido un hijo semi-humano de Dios o cómo Jesús particularmente podría haber sido el hijo de Dios? Como se le ve a Jesús en el Nuevo Testamento, además de realizar algunos Milagros que también realizaron profetas anteriores, no hay nada especial en él. Vivió como un ser humano, comiendo y bebiendo. Sufrió como un humano y hasta le oró a Dios. Los romanos y los judíos[3] derrotaron al supuesto hijo de Dios y él no pudo salvarse siquiera a sí mismo, ni siquiera rogándole a su padre. A causa de ello, existen preguntas difíciles de responder para los cristianos: Era parcialmente divino y parcialmente humano, era completamente divino, completamente humano, fue divino desde su nacimiento, fue divino por un tiempo y luego la divinidad lo abandonó y otras preguntas más. En la concepción islámica de Dios, no existe nada de esta naturaleza. De hecho, el Corán niega la crucifixión – si el Profeta Muhammad, que Dios le de paz y misericordia, hubiese estado simplemente copiando de la Biblia, hubiese incluido seguramente esa historia.
En el Corán, por otro lado, Dios es representado de tal manera que uno se percata que Él merece la adoración. Uno siente agradecimiento por Él y tiene fe en Él. Dios realmente es amado por el individuo ya que comprende más acerca de Él a través del Corán. Algunos pasajes en el Corán que describen a Dios son destacables:
“Él es Allah, no hay otra divinidad salvo Él, Conocedor de lo oculto y de lo manifiesto. Él es Clemente, Misericordioso. Él es Allah, no hay otra divinidad salvo Él, Soberano, Santísimo, Pacificador, Dispensador de seguridad, Celador, Poderoso, Compulsor y Soberbio. ¡Glorificado sea Allah! Él está por encima de lo que Le atribuyen. Él es Allah, Creador, Iniciador y Formador. Suyos son los nombres [y atributos] más sublimes. Todo cuanto existe en los cielos y en la Tierra Le glorifica. Él es Poderoso, Sabio.” (Corán 59:22-24)
“¡Allah! No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Él, Viviente, se basta a Sí mismo y se ocupa de toda la creación. No Lo toma somnolencia ni sueño. Suyo es cuanto hay en los cielos y la Tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él sino con Su anuencia? Conoce el pasado y el futuro; y nadie abarca de Su conocimiento salvo lo que Él quiere. Su Trono se extiende en los cielos y en la Tierra, y la custodia de ambos no Le agobia. Y Él es Sublime, Grandioso.” (Corán2:255)
“1. Di [¡Oh, Muhammad!]: Él es Allah, la única divinidad. Allah es el Absoluto [de Quien todos necesitan, y Él no necesita de nadie]. No engendró, ni fue engendrado. No hay nada ni nadie que se asemeje a Él.” (Corán 112:1-4)
Por cierto, incluso al describir a los Profetas, muchas historias muy importantes, sobresalientes en la Biblia fueron completamente ignoradas en el Corán. Por ejemplo, Éxodo 32:1-6 menciona la historia de Aarón, el hermano de Moisés y uno de los líderes religiosos de la tribu de Israel, haciendo de un becerro dorado un ídolo para ser adorado[4]. En 2 Samuel, capítulo 11, versos 1-17, el líder de los judíos David, quien los musulmanes consideraban un profeta, es vergonzantemente mostrado cometiendo adulterio, hacienda lo mejor de él para ocultarlo y luego haciendo lo mejor de él para que el esposo de la mujer fuese asesinado[5]. Salomón es también acusado de cometer idolatría simplemente por amor a sus tantas esposas[6].
Además, la Biblia también afirma lo siguiente: Jacobo engañó a su padre Isaac. El Profeta Lot, ebrio, cometió incesto con sus dos hijas. Judas cometió incesto con sus hijas políticas. Pharez y Zarah quienes eran el resultado de ese incesto son honrados como los bisabuelos y bisabuelas de Jesús. Se dice que Jesús desairó a su propia madre al decir: “¿Mujeres, qué es lo que tengo que hacer contigo?”[7]
Todas estas historias no se encuentran en el Corán y un musulmán no cree tales acusaciones innobles acerca de los nobles profetas que Dios selecciona para guiar a la humanidad.


